Reforma Prosalud
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Hay muchas maneras de prácticar el arte de sanar, pero hay una sola que el cielo aprueba. Los remedios de Dios son los simples agentes de la naturaleza.

"Amado, mi oración es que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma." (3 Juan 1:2)

"Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti." (Éxodo 23:25)

"He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer." (Génesis 1:29)

 "El corazón alegre constituye un buen remedio." (Proverbios 17:22)

"Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones … porque son vida para los que las hallan, y medicina para todo su cuerpo." (Proverbios 4:20-22)

"Así pues, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios." 1 Corintios (10:31)

"Si oyes atentamente la voz de Jehová tu Dios, y haces lo recto delante de sus ojos, y das oído a sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador." (Éxodo 15:26)

"¿No sabéis que sois santuario de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruye el santuario de Dios, Dios le destruirá a él; porque el santuario de Dios, el cual sois vosotros, es sagrado." (1 Corintios 3:16, 17)

"Así que, hermanos, os exhorto por las misericordias de Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio de adoración espiritual." (Romanos 12:1)






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PORQUE NO CONSUMIR MEDICAMENTOS ("DROGAS") FARMACÉUTICOS?


LIBRO CONSEJOS SOBRE EL RÉGIMEN ALIMENTICIO 
 
Dios ha establecido leyes que gobiernan nuestra constitución, y estas leyes que él ha implantado en nuestro ser son divinas, y para cada transgresión existe una penalidad, que ha de cumplirse tarde o temprano. La mayor parte de las enfermedades que han hecho sufrir y que están haciendo padecer a la humanidad, han sido creadas por los hombres debido a la ignorancia de las leyes básicas que rigen su propio organismo. Parecen indiferentes en materia de salud, y trabajan con perseverancia para despedazarse, y cuando están quebrantados y, debilitados corporal y mentalmente, mandan a buscar al médico y se acarrean la muerte con las drogas. (Pag. 20)
 
Los que gratifiquen su apetito, y entonces sufran por su intemperancia, y tomen drogas para aliviarse, pueden estar seguros de que Dios no intervendrá para salvar la salud y la vida que se puso en peligro en forma tan temeraria. La causa ha producido su efecto. Muchos, como último recurso, siguen la instrucción de la Palabra de Dios, y solicitan las oraciones de los ancianos de la iglesia para la restauración de su salud. Dios no ve conveniente contestar oraciones ofrecidas en favor de tales personas, porque él sabe que si su salud fuera restablecida, ellos la sacrificarían de nuevo sobre el altar de un apetito malsano.  (pag. 29)
 
Mis queridos amigos, en vez de seguir una conducta que previene la enfermedad, estáis mimando la enfermedad y cediendo a su poder. Debéis evitar el uso de drogas, y observar cuidadosamente las leyes de la salud. Si tenéis alguna consideración por vuestra vida, debéis comer alimentos sencillos, preparados de la manera más simple, y hacer más ejercicio físico. Cada miembro de la familia necesita los beneficios de la reforma pro salud. Pero el uso de drogas debe ser abandonado para siempre; porque al paso que no cura ninguna enfermedad, debilita el sistema, haciéndolo más susceptible a la misma.  (pag. 97)
 
Muchas veces se les permite comer lo que quieren y cuando quieren, sin tener en cuenta su salud. El trabajo y el dinero tantas veces malgastados en golosinas perjudiciales para la salud inducen al joven a pensar que el supremo objeto de la vida, y lo que reporta mayor felicidad, es poder satisfacer los apetitos. El resultado de tal educación es que el niño se vuelve glotón; después le sobrevienen las enfermedades, que son seguidas generalmente por la administración de drogas venenosas. (pag. 271)
 
Han de establecerse instituciones para el cuidado de los enfermos, en donde los que sufren de diversas enfermedades puedan colocarse bajo el cuidado de médicos misioneros temerosos de Dios, y ser tratados sin drogas. A estas instituciones concurrirán los que se han acarreado enfermedades por hábitos indebidos en el comer y beber, de modo que ha de proporcionárselas un régimen alimenticio sencillo, saludable y apetitoso. No debe ser sin régimen de hambre. Han de combinarse artículos sanos de alimentación como para preparar platos apetitosos. (pag. 331)
 
Me reuní con los médicos y con el Hno.------, y hablé con ellos durante unas dos horas. y liberé mi alma. Les dije que habían sido tentados, y que estaban cediendo a la tentación. Con el propósito de asegurarse una clientela, querían servir carne en la mesa, y luego serían tentados a ir más lejos, a usar té, café y drogas... Dije: Habrá tentaciones por medio de aquellos cuyo apetito por la carne ha sido gratificado, y si tales personas están relacionadas con la casa de salud, presentarán tentaciones a sacrificar los principios. No debe tolerarse la primera introducción en el consumo de carne. Entonces no habrá necesidad de eliminar la carne, porque ésta nunca habrá aparecido en la mesa. . . Se había usado el argumento de que ellos podrían usar carne en la mesa hasta que pudieran educar a la gente con respecto a no usarla. Pero a medida que nuevos pacientes llegaran continuamente, la misma excusa establecería el consumo de carne. No, no permitáis que aparezca en la mesa una vez. Entonces vuestras disertaciones con respecto al asunto de la carne corresponderán con el mensaje que debéis llevar. (pag. 346)
 
Hay muchas maneras de practicar el arte de sanar; pero hay una sola que el cielo aprueba. Los remedios de Dios son los simples agentes de la naturaleza, que no recargarán ni debilitarán el organismo por la fuerza de sus propiedades. El aire puro y el agua, el aseo y la debida alimentación, la pureza en la vida y una firme confianza en Dios, son remedios por cuya falta millares están muriendo; sin embargo, estos remedios están pasando de moda porque su uso hábil requiere trabajo que la gente no aprecia. El aire puro, el ejercicio, el agua pura y un ambiente limpio y amable, están al alcance de todos con poco costo; mientras que las drogas son costosas, tanto en recursos como en el efecto que producen sobre el organismo.  (pag. 355)
 
En nuestros sanatorios, abogamos por el uso de remedios sencillos. Desalentamos el empleo de drogas, porque éstas envenenan la corriente sanguínea. En estas instituciones debe darse instrucción sensata acerca de cómo comer, cómo beber, cómo vestir y cómo vivir de manera que la salud pueda ser preservada. (pag. 358)
 
La cuestión de la reforma pro salud no se agita como debiera y como será agitada. Un régimen alimenticio sencillo, y la ausencia completa de drogas para dejar que la naturaleza esté libre para recuperar las energías gastadas (pag. 358)
 
El Instituto de Salud fue establecido a un costo elevado para tratar a los enfermos sin drogas. Debe ser conducido a base de principios higiénicos. La medicación a base de drogas debe eliminarse tan rápidamente como sea posible, hasta que todo esté descartado. Debe darse educación sobre el régimen alimenticio, el vestido y el ejercicio adecuados. No solamente nuestro propio pueblo debe ser educado, sino los que no han recibido la luz sobre la reforma pro salud deben ser enseñados cómo vivir en forma sana, de acuerdo con las disposiciones de Dios. Pero si nosotros mismos no tenemos una norma a este respecto, ¿qué necesidad hay de hacer tan grandes inversiones para establecer un instituto de salud? ¿Cuándo se realiza la reforma? (pag. 487)
 
Según la luz que me ha sido dada debe establecerse un sanatorio, y en él debe descartarse la medicación con drogas y emplearse métodos sencillos y racionales de tratamiento para la curación de las enfermedades. En esta institución debía enseñarse a la gente cómo vestir, respirar y comer adecuadamente; en suma, cómo evitar la enfermedad por los debidos hábitos de vida. (pag. 533) 
 
la enfermedad y el sufrimiento. El médico que trata de iluminar a sus pacientes en cuanto a la naturaleza y las causas de sus enfermedades, y trata de enseñarles cómo evitar la enfermedad, puede tener una obra difícil, pero si él es un reformador concienzudo, hablará con sencillez de los efectos ruinosos de la complacencia propia en el comer, beber, y vestir, y del abuso de las fuerzas vitales que ha llevado a sus pacientes a donde están. No aumentará el mal de sus enfermos administrándoles drogas hasta que la naturaleza exhausta abandone la lucha, sino que les enseñará cómo formar hábitos correctos, y cómo ayudar a la naturaleza en su tarea de restauración por medio de un uso sabio de sus propios remedios sencillos. (pag. 540)
 

LIBRO MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO 2
 
En las curaciones del Salvador hay lecciones para sus discípulos. Una vez ungió con barro los ojos de un ciego, y le ordenó: "Vé, lávate en el estanque de Siloé... Y fue entonces, lavóse, y volvió viendo" (Juan 9: 7). Lo que curaba era el poder del gran Médico, pero él empleaba medios naturales. Aunque no apoyó el uso de drogas, sancionó el de remedios sencillos y naturales. (pag. 30)
 
Hay que enseñar a la gente que las drogas no curan la enfermedad. Es cierto que a veces proporcionan algún alivio inmediato momentáneo, y el paciente parece recobrarse por efecto de esas drogas, cuando se debe en realidad a que la naturaleza posee fuerza vital suficiente para expeler el veneno y corregir las condiciones causantes de la enfermedad. Se recobra la salud a pesar de la droga, que en la mayoría de los casos sólo cambia la forma y el foco de la enfermedad. Muchas veces el efecto del veneno parece quedar neutralizado por algún tiempo pero los resultados subsisten en el organismo y producen un gran daño ulterior. Pag 88-89)
 
Una práctica que prepara el terreno para un gran acopio de enfermedades y de males aún peores es el libre uso de drogas venenosas. Cuando se sienten atacados por alguna enfermedad, muchos no quieren darse el trabajo de buscar la causa. Su principal afán es liberarse de dolor y molestias. Por lo tanto, recurren a específicos, cuyas propiedades apenas conocen, o acuden al médico para conseguir algún remedio que neutralice las consecuencias de su error, pero no piensan en modificar sus hábitos antihigiénicos. Si no consiguen alivio inmediato, prueban otra medicina y después otra. Y así sigue el mal.  (pag. 88)
 
Por el uso de drogas venenosas muchos se acarrean enfermedades para toda la vida, y se malogran muchas existencias que hubieran podido salvarse mediante los métodos naturales de curación. Los venenos contenidos en muchos así llamados remedios crean hábitos y apetitos que labran la ruina del alma y del cuerpo. Muchos de los específicos populares y aun algunas de las drogas recetadas por médicos, contribuyen a que se contraigan los vicios del alcoholismo, del opio y de la morfina, que tanto azotan a la sociedad.  (pag. 89)
 
La única esperanza de mejorar la situación estriba en educar al pueblo en los principios correctos. Enseñen los médicos que el poder curativo no está en las drogas, sino en la naturaleza. La enfermedad es un esfuerzo de la naturaleza para librar al organismo de las condiciones resultantes de una violación de las leyes de la salud. En caso de enfermedad, hay que indagar la causa. Deben modificarse las condiciones antihigiénicas y corregirse los hábitos erróneos. Después hay que ayudar a la naturaleza en sus esfuerzos por eliminar las impurezas y restablecer las condiciones normales del organismo. (pag. 89)
 
Las cosas de la naturaleza son bendiciones de Dios, provistas para promover la salud del cuerpo, la mente y el alma. Se ofrecen a los sanos para mantenerlos sanos y a los enfermos para sanarlos. Cuando se las usa en conexión con los tratamientos hidroterápicos, son más efectivas en la restauración de la salud que todas las demás drogas y medicamentos del mundo. (pag. 166)
 
Nuestros sanatorios son uno de los medios de mayor éxito para alcanzar a toda clase de gente. Cristo ya no está personalmente en este mundo para ir a las ciudades y a los pueblos y aldeas a fin de sanar a los enfermos. Nos ha encargado que llevemos a cabo la obra misionera médica que él comenzó, y debemos hacer lo mejor posible en el cumplimiento de esta obra. Es necesario establecer instituciones para el cuidado de los enfermos, donde hombres y mujeres puedan ser colocados bajo la atención de médicos misioneros temerosos de Dios y ser tratados sin drogas. A estas instituciones acudirán los que han acarreado enfermedad sobre sí mismos debido a hábitos impropios de comer y beber. A éstos hay que enseñarles los principios de la vida sana. Hay que enseñarles el valor de la abnegación y el dominio propio. Es necesario proveerles un régimen de alimentación sencillo, sano y agradable, y deben ser atendidos por médicos y enfermeras llenos de sabiduría. (pag 209)
 
La medicación por medio de drogas, en la forma como se la practica actualmente, es una maldición. Hay que educar a la gente para que se aleje del empleo de drogas. Hay que usarlas cada vez menos y hay que confiar cada vez más en los recursos de la higiene; entonces la naturaleza responderá a la acción de los médicos de Dios: aire puro, agua pura, ejercicio adecuado y una conciencia limpia. Los que insisten en el uso de té, café y carne sentirán la necesidad de droga pero muchos podrían recuperarse sin medicinas si obedecieran las leyes de la salud. Es necesario utilizar las drogas solo infrecuentemente. (pag. 258)
 
El médico debe saber orar. En muchos casos debe intensificar el dolor para salvar la vida; y sea el paciente cristiano o no, siente mayor seguridad si sabe que su médico teme a Dios. La oración dará a los enfermos una confianza permanente; y muchas veces, si sus casos son presentados al gran Médico con humilde confianza, esto hará más para ellos que todas las drogas que se les puedan administrar.  (pag. 321)
 
Miles de personas necesitan recibir instrucciones acerca de los métodos sencillos para tratar a los enfermos, métodos que tomen el lugar del uso de drogas tóxicas. Hay una gran necesidad de instrucción en lo que se refiere a la  reforma dietética. Los malos hábitos de alimentación y el uso de alimentos malsanos, son responsables en no pequeño grado de la intemperancia, el crimen y la desgracia que maldicen al mundo. (pag. 386-387)
 
Cristo ya no está personalmente en la tierra, para ir por nuestras ciudades y aldeas con el fin de sanar a los enfermos; pero nos ha encomendado que continuemos la obra médica misionera que él empezara. Debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance en este sentido. Deben establecerse instituciones donde los enfermos, hombres y mujeres, puedan confiarse a los cuidados de médicos y enfermeros temerosos de Dios, y ser atendidos sin el empleo de drogas.  (pag. 390)
 
La verdadera obra médica misionera debe estar representada en cada ciudad importante. Pregunten ahora muchos: "Señor, ¿que quieres que haga?" (Hechos 9: 6). Es propósito del Señor que su método de curar sin drogas se destaque en todas las grandes ciudades por medio de nuestras instituciones médicas. Dios reviste de santa dignidad a los que, avanzando siempre más, van a todo lugar donde puedan entrar. Satanás dificultará la obra en todo lo que pueda; pero la potencia divina acompañará a todos los obreros fieles. Sigamos adelante, guiados por la mano de nuestro Padre celestial, aprovechando todas las ocasiones para extender la obra de Dios. (pag. 391)
 
Pero generalmente las personas que sufren de dolor se tornan impacientes. No están dispuestas a ser abnegadas y a sufrir un poco a causa del hambre. Tampoco están dispuestas a esperar el lento proceso que lleva a cabo la naturaleza para reconstituir las recargadas energías del organismo. Pero están decididas a obtener alivio de inmediato, de modo que ingieren drogas poderosas prescriptas por los médicos. (pag. 530)
 
Los hábitos correctos, practicados con inteligencia y perseverancia, eliminarán la causa de la enfermedad, y no habrá necesidad de recurrir a drogas fuertes. Muchos avanzan paso a paso hacia sus complacencias antinaturales, que producen un estado de cosas también antinatural.­ (pag. 620)
 
Las manifestaciones de la naturaleza son bendiciones de Dios destinadas a proporcionar salud al cuerpo, al espíritu y al alma. Son dadas al que goza de buena salud para que la conserve y al enfermo para curarlo. Asociadas a los tratamientos hidroterápicos, son más eficaces para el restablecimiento de la salud que todas las drogas del mundo.­ (pag. 833)

 
LIBRO EVANGELISMO
 
Millares de personas necesitan recibir instrucción -y la recibirán gozosamente- con respecto a los sencillos métodos para tratar a los enfermos, métodos que están sustituyendo el empleo de drogas venenosas. Existe gran necesidad de instrucción respecto a la reforma dietética. Los hábitos equivocados referentes al comer y el uso de alimentos malsanos, son responsables en gran medida de la intemperancia, el crimen y la miseria que maldicen al mundo.  (pag. 382-383)
 
El Señor me ha mostrado que debiera haber sanatorios cerca de muchas ciudades importantes. . . Hay que proveer lugares apropiados adonde llevar a los enfermos y los que sufren lejos de las ciudades, quienes no tienen ninguna información sobre nuestro pueblo y apenas saben algo de la verdad bíblica. Hay que llevar a cabo todo esfuerzo posible para enseñar a los enfermos que la enfermedad puede curarse por métodos racionales de tratamientos, sin recurrir a drogas perjudiciales. Hay que separar a los enfermos del ambiente y las asociaciones nocivos y en cambio colocarlos en nuestros sanatorios donde puedan recibir los tratamientos impartidos por enfermeras y médicos cristianos, y donde puedan conocer la Palabra de Dios. (pag. 389) 
 

LIBRO MENSAJES SELECTOS TOMO 2
 
Poco después de la organización de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, en mayo de 1863, cuando la iglesia contaba con 3.500 miembros, Elena G. de White recibió una visión en la que se llamaba la atención de los adventistas a la importancia de la buena salud y la estrecha relación existente entre el bienestar físico y la experiencia espiritual. Las instrucciones que recibió se referían a una cantidad de aspectos importantes de la vida, incluyendo el régimen alimenticio, el valor del aire fresco, el empleo del agua, la vestimenta saludable, el ejercicio, el descanso, etc. En esta revelación del 6 de junio de 1863 se destacaban las instrucciones acerca de los efectos perjudiciales de las drogas tóxicas que los médicos prescribían libremente.  (pag. 316)
 
En cada una de sus presentaciones generales acerca de la salud, la Sra. White se refirió a las drogas tóxicas y a su empleo en el tratamiento de los enfermos. Esta fase del tema que ocupó un lugar prominente en la visión original sobre la reforma pro salud ocupaba 8 de las 30 páginas de su presentación inicial en el libro Spiritual Gifts [Dones espirituales]. Además dedico un artículo completo al tema de las drogas en la serie titulada "La enfermedad y sus causas".  (pag. 317)
 
La de Elena White no era una voz solitaria en ese tiempo. Había algunos médicos a ambos lados del Atlántico que deploraban la ausencia de un sistema adecuado de diagnóstico y que cuestionaban seriamente el uso de muchas drogas tóxicas recetadas en forma corriente. Como resultado de esto se produjeron cambios graduales en el tratamiento de los enfermos en lo que concierne al empleo de drogas. Estos cambios han sido sumamente rápidos y notables en los años posteriores a la primera década del siglo XX, cuando se desarrolló la educación médica moderna en las áreas científicas y experimentales.  (pag. 317)
 
La Sra. White, particularmente en sus primeros escritos, formuló declaraciones sumamente enérgicas concernientes a los médicos de su tiempo y al empleo de drogas. A fin de evaluarlas correctamente, debemos tener algunos conocimientos acerca de la práctica médica que imperaba cuando se formularon tales declaraciones. Podemos obtener esta información al examinar la literatura médica de la época, y por medio de la lectura del libro de D. E. Robinson, Story of Our Health Message [Historia de nuestro mensaje pro salud], págs. 13-27. (pag. 317)
 
Resulta significativo que Elena White nos proporcione la seguridad de que Cristo y los ángeles están presentes en la sala de operaciones para asistir y guiar a los médicos cristianos consagrados en la realización de sus operaciones quirúrgicas. Sin embargo, antes de una intervención quirúrgica de mayor envergadura, todo el cuerpo del paciente es saturado por una droga poderosa, y en cierto sentido dañina, hasta el punto de hacerle perder la conciencia y de producir una completa insensibilidad. Asimismo después de la intervención, el cirujano puede considerar que es necesario administrar sedativos que casi con seguridad contienen drogas, a fin de proporcionar alivio e impedir que el paciente caiga en un estado de shock quirúrgico a causa del intenso dolor, y en algunos casos para impedir que muera. (pag. 318)
 
En su esfuerzo por conocer y cumplir la voluntad de Dios, actualmente hay no pocas personas que realizan averiguaciones similares a la que hizo un estudiante de medicina quien en 1893 escribió a la Sra. White acerca del empleo de las drogas. En su carta decía: "A raíz de nuestro estudio de los testimonios y de la obrita How to Live [Cómo vivir], comprendemos que el Señor se opone decididamente al empleo de drogas en nuestro trabajo médico... Varios alumnos abrigan dudas concernientes al significado del término "droga" según se lo menciona en How to Live. ¿Se refiere únicamente a medicamentos poderosos tales como el mercurio, la estricnina, el arsénico y otros venenos semejantes, o incluye también los medicamentos más sencillos tales como el potasio, el yodo, y la escila? Sabemos que nuestro éxito estará proporcionado a nuestra adhesión a los métodos de Dios. Por esta razón he formulado la pregunta anterior". (pag. 318)

 
RESPUESTA A UNA PREGUNTA ACERCA DEL USO DE DROGAS
 
SUS PREGUNTAS* , diría yo, están contestadas en buena medida, si es que no definitivamente, en How to Live. La expresión "drogas tóxicas" se refiere a los artículos que Ud. ha mencionado. Los medicamentos más sencillos son menos dañinos proporcionalmente a su sencillez; pero en muchísimos casos son empleados cuando no son necesarios. Hay hierbas y raíces sencillas que cada familia puede utilizar por su propia cuenta sin tener más necesidad de llamar a un médico de la que tendría de llamar a un abogado. No creo que pueda darle una lista de medicinas compuestas y administradas por los médicos que sean perfectamente inofensivas. Además, no sería acertado iniciar una controversia sobre este tema.

Los médicos están muy dispuestos a utilizar sus mixturas, y yo me opongo decididamente a recurrir a tales cosas. Nunca curan; puede ser que cambien la dificultad creando otra peor aún. Muchos de los que prescriben tales drogas, no las tomarían ellos mismos ni las darían a sus hijos. Si tienen un conocimiento cabal del cuerpo humano, si comprenden la delicada y admirable maquinaria humana, deben saber que estamos hechos en forma maravillosa, y que ni una sola partícula de esas poderosas drogas debería introducirse en el organismo humano viviente. (pag. 319-320)
 
Cuando se me mostró este asunto y vi los tristes resultados de la medicación con drogas, se me dijo que los adventistas del séptimo día deberían establecer instituciones de salud y descartar todas estas invenciones destructoras de la salud, y que los médicos deberían tratar a los enfermos basándose en los principios de la higiene. La mayor preocupación debería consistir en tener enfermeras bien preparadas y médicos de primera clase para educar "mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá" (Isa. 28: 10). (pag.320)
 
En nuestros sanatorios propiciamos el uso de remedios sencillos. Desaprobamos el empleo de drogas, porque éstas envenenan el torrente sanguíneo. En estas instituciones deberían darse instrucciones razonables acerca de la alimentación, la bebida, el vestido, y la manera de vivir a fin de mantener la salud (Counsels on Diet and Foods, pág. 303 [Sermón predicado en Lodi, California, el 9 de mayo de 1908]).  (pag.320)
 

LIBRO TESTIMONIOS PARA LA IGLESIA TOMO 4
 
Muchos no quieren hacer el esfuerzo necesario para obtener un conocimiento de las leyes de la vida y de los sencillos medios que se pueden emplear para recuperar la salud. No se colocan en la debida relación con la vida. Cuando la transgresión de la ley natural provoca la enfermedad, no tratan de corregir sus errores y luego pedir la bendición de Dios, sino que recurren a los médicos. Si recobran la salud, dan a las drogas y a los médicos toda la honra. Están siempre listos para idolatrar el poder y la sabiduría humana, pareciendo no conocer otro Dios que la criatura que es polvo y ceniza. (pag. 34)

Venid conmigo a la pieza de un enfermo. Allí yace un esposo y padre, un hombre que es una bendición para la sociedad y la causa de Dios. Ha sido repentinamente postrado por la enfermedad. El fuego de la fiebre parece consumirlo. Anhela un poco de agua pura para mojar sus labios resecos, para aplacar la furiosa sed, y refrescar la frente febril. Pero no; el doctor ha prohibido el agua. Se le administra el estímulo de una bebida alcohólica, se añade combustible al fuego. La bendita agua, don del cielo, aplicada hábilmente, apagaría la llama devoradora, pero se la reemplaza por drogas venenosas. (pag. 35)


LIBRO TESTIMONIOS PARA LA IGLESIA TOMO 5

Las cosas de la naturaleza son bendiciones de Dios destinadas a proporcionar salud al cuerpo, al espíritu y al alma. Son dadas al que goza de buena salud para que la conserve y al enfermo para curarlo. Asociadas a los tratamientos hidroterápicos, son más eficaces para el restablecimiento de la salud que todas las drogas del mundo. (pag. 36)

Debería haber en nuestros sanatorios hombres y mujeres inteligentes, capaces de enseñar los métodos de Cristo. Bajo la dirección de maestros competentes y consagrados, los jóvenes pueden ser hechos participantes de la naturaleza divina y aprenderán a huir de la corrupción que reina en el mundo por la concupiscencia. Me ha sido mostrado que debiéramos tener un número mayor de mujeres capaces de tratar especialmente las enfermedades de su sexo, Y de enfermeras que puedan cuidar a los enfermos de un modo sencillo, sin el uso de drogas. (pag. 251)


LIBRO TESTIMONIOS SELECTOS TOMO 3

¡Siga adelante la obra del Señor y progrese la obra médico misionera y la obra de educación! Estoy cierta de que lo que más necesitamos son obreros celosos, abnegados, inteligentes y capaces. La verdadera obra médico misionera debe estar representada en cada ciudad importante. Pregunten ahora muchos: "Señor, ¿qué quieres que haga?" (Hech. 9: 6.) Es propósito del Señor que su método de curar sin drogas se destaque en todas las grandes ciudades por medio de nuestras instituciones médicas. Dios reviste de santa dignidad a los que, avanzando siempre más, van a todo lugar donde puedan entrar. Satanás dificultará la obra en todo lo que pueda; pero la potencia divina acompañará a todos los obreros fieles. Sigamos adelante, guiados por la mano de nuestro Padre celestial, aprovechando todas las ocasiones para extender la obra de Dios. (pag. 367-368)

Actualmente se necesitan evangelistas  médico misioneros. No podéis consagrar muchos años a vuestra preparación. Muy pronto, las puertas abiertas hoy se cerrarán para siempre. Proclamad el mensaje ahora. No esperéis que el enemigo haya tenido ocasión de tomar posesión de los campos que se abren ahora delante de vosotros. Grupos pequeños deben ir a cumplir la obra que Cristo asignó a sus discípulos. Trabajen como evangelistas, repartiendo nuestros impresos, hablando de la verdad a las personas que encuentren. Oren por los enfermos, esforzándose por aliviarlos, no con drogas, sino con remedios naturales, enseñándoles a recuperar la salud y evitar la enfermedad.  (pag. 371)

Los que desean proseguir con éxito la obra médico misionera en relación con la obra del mensaje del tercer ángel deben estimar cada vez menos la enseñanza según el ideal del mundo. Debe enseñárseles a obedecer a la conciencia y cuando sigan concienzuda y fielmente los buenos métodos en el tratamiento de las enfermedades, esos métodos terminarán por ser reconocidos como preferibles a los que están en boga y que implican el uso de drogas tóxicas. (pag. 374)


Y OTROS LIBROS MAS.....

No hay que pensar en remediar el desarreglo con la añadidura de una carga de drogas venenosas (El ministerio de curación, pág. 180; 1905). 
 
Al presentar el tema de la salud a algunos amigos mientras trabajaba en Míchigan, Nueva Inglaterra, y en el Estado de Nueva York, y al hablar contra las drogas y la carne, y en favor del agua, el aire puro y un régimen alimentario apropiado, a menudo me llegaba la respuesta: "Ud. habla muy parecido a la revista Laws of Life, y otras publicaciones por los Drs. Trall, Jackson y otros. ¿Ha leído Ud. el periódico y esas obras?" Mi respuesta era que no lo había hecho, y que tampoco las leería hasta que hubiera escrito completamente mi presentación, no fuera que se dijera que yo había recibido mi luz sobre ese tema de salud de los médicos, y no del Señor. (MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO I pag. 315)

Sin embargo tenemos el deber de hablar, de oponernos a la intemperancia en todas sus formas intemperancia en el trabajo, en el comer, en el beber, intemperancia en el consumo de drogas, y entonces señalarles la gran medicina de Dios: el agua, el agua pura y suave, para la enfermedad, para la salud, para la limpieza y la higiene, y para los lujos. (MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO I pag. 319)

Los venenos contenidos en muchos así llamados remedios crean hábitos y apetitos que labran la ruina del alma y del cuerpo. Muchos de los específicos populares, y aun algunas de las drogas recetadas por los médicos, contribuyen a que se contraigan los vicios del alcoholismo, del opio y de la morfina, que tanto azotan a la sociedad. (MARANATHA pag. 231)LIBRO CONSEJOS SOBRE EL RÉGIMEN ALIMENTICIO 
 
Dios ha establecido leyes que gobiernan nuestra constitución, y estas leyes que él ha implantado en nuestro ser son divinas, y para cada transgresión existe una penalidad, que ha de cumplirse tarde o temprano. La mayor parte de las enfermedades que han hecho sufrir y que están haciendo padecer a la humanidad, han sido creadas por los hombres debido a la ignorancia de las leyes básicas que rigen su propio organismo. Parecen indiferentes en materia de salud, y trabajan con perseverancia para despedazarse, y cuando están quebrantados y, debilitados corporal y mentalmente, mandan a buscar al médico y se acarrean la muerte con las drogas. (Pag. 20)
 
Los que gratifiquen su apetito, y entonces sufran por su intemperancia, y tomen drogas para aliviarse, pueden estar seguros de que Dios no intervendrá para salvar la salud y la vida que se puso en peligro en forma tan temeraria. La causa ha producido su efecto. Muchos, como último recurso, siguen la instrucción de la Palabra de Dios, y solicitan las oraciones de los ancianos de la iglesia para la restauración de su salud. Dios no ve conveniente contestar oraciones ofrecidas en favor de tales personas, porque él sabe que si su salud fuera restablecida, ellos la sacrificarían de nuevo sobre el altar de un apetito malsano.  (pag. 29)
 
Mis queridos amigos, en vez de seguir una conducta que previene la enfermedad, estáis mimando la enfermedad y cediendo a su poder. Debéis evitar el uso de drogas, y observar cuidadosamente las leyes de la salud. Si tenéis alguna consideración por vuestra vida, debéis comer alimentos sencillos, preparados de la manera más simple, y hacer más ejercicio físico. Cada miembro de la familia necesita los beneficios de la reforma pro salud. Pero el uso de drogas debe ser abandonado para siempre; porque al paso que no cura ninguna enfermedad, debilita el sistema, haciéndolo más susceptible a la misma.  (pag. 97)
 
Muchas veces se les permite comer lo que quieren y cuando quieren, sin tener en cuenta su salud. El trabajo y el dinero tantas veces malgastados en golosinas perjudiciales para la salud inducen al joven a pensar que el supremo objeto de la vida, y lo que reporta mayor felicidad, es poder satisfacer los apetitos. El resultado de tal educación es que el niño se vuelve glotón; después le sobrevienen las enfermedades, que son seguidas generalmente por la administración de drogas venenosas. (pag. 271)
 
Han de establecerse instituciones para el cuidado de los enfermos, en donde los que sufren de diversas enfermedades puedan colocarse bajo el cuidado de médicos misioneros temerosos de Dios, y ser tratados sin drogas. A estas instituciones concurrirán los que se han acarreado enfermedades por hábitos indebidos en el comer y beber, de modo que ha de proporcionárselas un régimen alimenticio sencillo, saludable y apetitoso. No debe ser sin régimen de hambre. Han de combinarse artículos sanos de alimentación como para preparar platos apetitosos. (pag. 331)
 
Me reuní con los médicos y con el Hno.------, y hablé con ellos durante unas dos horas. y liberé mi alma. Les dije que habían sido tentados, y que estaban cediendo a la tentación. Con el propósito de asegurarse una clientela, querían servir carne en la mesa, y luego serían tentados a ir más lejos, a usar té, café y drogas... Dije: Habrá tentaciones por medio de aquellos cuyo apetito por la carne ha sido gratificado, y si tales personas están relacionadas con la casa de salud, presentarán tentaciones a sacrificar los principios. No debe tolerarse la primera introducción en el consumo de carne. Entonces no habrá necesidad de eliminar la carne, porque ésta nunca habrá aparecido en la mesa. . . Se había usado el argumento de que ellos podrían usar carne en la mesa hasta que pudieran educar a la gente con respecto a no usarla. Pero a medida que nuevos pacientes llegaran continuamente, la misma excusa establecería el consumo de carne. No, no permitáis que aparezca en la mesa una vez. Entonces vuestras disertaciones con respecto al asunto de la carne corresponderán con el mensaje que debéis llevar. (pag. 346)
 
Hay muchas maneras de practicar el arte de sanar; pero hay una sola que el cielo aprueba. Los remedios de Dios son los simples agentes de la naturaleza, que no recargarán ni debilitarán el organismo por la fuerza de sus propiedades. El aire puro y el agua, el aseo y la debida alimentación, la pureza en la vida y una firme confianza en Dios, son remedios por cuya falta millares están muriendo; sin embargo, estos remedios están pasando de moda porque su uso hábil requiere trabajo que la gente no aprecia. El aire puro, el ejercicio, el agua pura y un ambiente limpio y amable, están al alcance de todos con poco costo; mientras que las drogas son costosas, tanto en recursos como en el efecto que producen sobre el organismo.  (pag. 355)
 
En nuestros sanatorios, abogamos por el uso de remedios sencillos. Desalentamos el empleo de drogas, porque éstas envenenan la corriente sanguínea. En estas instituciones debe darse instrucción sensata acerca de cómo comer, cómo beber, cómo vestir y cómo vivir de manera que la salud pueda ser preservada. (pag. 358)
 
La cuestión de la reforma pro salud no se agita como debiera y como será agitada. Un régimen alimenticio sencillo, y la ausencia completa de drogas para dejar que la naturaleza esté libre para recuperar las energías gastadas (pag. 358)
 
El Instituto de Salud fue establecido a un costo elevado para tratar a los enfermos sin drogas. Debe ser conducido a base de principios higiénicos. La medicación a base de drogas debe eliminarse tan rápidamente como sea posible, hasta que todo esté descartado. Debe darse educación sobre el régimen alimenticio, el vestido y el ejercicio adecuados. No solamente nuestro propio pueblo debe ser educado, sino los que no han recibido la luz sobre la reforma pro salud deben ser enseñados cómo vivir en forma sana, de acuerdo con las disposiciones de Dios. Pero si nosotros mismos no tenemos una norma a este respecto, ¿qué necesidad hay de hacer tan grandes inversiones para establecer un instituto de salud? ¿Cuándo se realiza la reforma? (pag. 487)
 
Según la luz que me ha sido dada debe establecerse un sanatorio, y en él debe descartarse la medicación con drogas y emplearse métodos sencillos y racionales de tratamiento para la curación de las enfermedades. En esta institución debía enseñarse a la gente cómo vestir, respirar y comer adecuadamente; en suma, cómo evitar la enfermedad por los debidos hábitos de vida. (pag. 533) 
 
la enfermedad y el sufrimiento. El médico que trata de iluminar a sus pacientes en cuanto a la naturaleza y las causas de sus enfermedades, y trata de enseñarles cómo evitar la enfermedad, puede tener una obra difícil, pero si él es un reformador concienzudo, hablará con sencillez de los efectos ruinosos de la complacencia propia en el comer, beber, y vestir, y del abuso de las fuerzas vitales que ha llevado a sus pacientes a donde están. No aumentará el mal de sus enfermos administrándoles drogas hasta que la naturaleza exhausta abandone la lucha, sino que les enseñará cómo formar hábitos correctos, y cómo ayudar a la naturaleza en su tarea de restauración por medio de un uso sabio de sus propios remedios sencillos. (pag. 540)
 

LIBRO MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO 2
 
En las curaciones del Salvador hay lecciones para sus discípulos. Una vez ungió con barro los ojos de un ciego, y le ordenó: "Vé, lávate en el estanque de Siloé... Y fue entonces, lavóse, y volvió viendo" (Juan 9: 7). Lo que curaba era el poder del gran Médico, pero él empleaba medios naturales. Aunque no apoyó el uso de drogas, sancionó el de remedios sencillos y naturales. (pag. 30)
 
Hay que enseñar a la gente que las drogas no curan la enfermedad. Es cierto que a veces proporcionan algún alivio inmediato momentáneo, y el paciente parece recobrarse por efecto de esas drogas, cuando se debe en realidad a que la naturaleza posee fuerza vital suficiente para expeler el veneno y corregir las condiciones causantes de la enfermedad. Se recobra la salud a pesar de la droga, que en la mayoría de los casos sólo cambia la forma y el foco de la enfermedad. Muchas veces el efecto del veneno parece quedar neutralizado por algún tiempo pero los resultados subsisten en el organismo y producen un gran daño ulterior. Pag 88-89)
 
Una práctica que prepara el terreno para un gran acopio de enfermedades y de males aún peores es el libre uso de drogas venenosas. Cuando se sienten atacados por alguna enfermedad, muchos no quieren darse el trabajo de buscar la causa. Su principal afán es liberarse de dolor y molestias. Por lo tanto, recurren a específicos, cuyas propiedades apenas conocen, o acuden al médico para conseguir algún remedio que neutralice las consecuencias de su error, pero no piensan en modificar sus hábitos antihigiénicos. Si no consiguen alivio inmediato, prueban otra medicina y después otra. Y así sigue el mal.  (pag. 88)
 
Por el uso de drogas venenosas muchos se acarrean enfermedades para toda la vida, y se malogran muchas existencias que hubieran podido salvarse mediante los métodos naturales de curación. Los venenos contenidos en muchos así llamados remedios crean hábitos y apetitos que labran la ruina del alma y del cuerpo. Muchos de los específicos populares y aun algunas de las drogas recetadas por médicos, contribuyen a que se contraigan los vicios del alcoholismo, del opio y de la morfina, que tanto azotan a la sociedad.  (pag. 89)
 
La única esperanza de mejorar la situación estriba en educar al pueblo en los principios correctos. Enseñen los médicos que el poder curativo no está en las drogas, sino en la naturaleza. La enfermedad es un esfuerzo de la naturaleza para librar al organismo de las condiciones resultantes de una violación de las leyes de la salud. En caso de enfermedad, hay que indagar la causa. Deben modificarse las condiciones antihigiénicas y corregirse los hábitos erróneos. Después hay que ayudar a la naturaleza en sus esfuerzos por eliminar las impurezas y restablecer las condiciones normales del organismo. (pag. 89)
 
Las cosas de la naturaleza son bendiciones de Dios, provistas para promover la salud del cuerpo, la mente y el alma. Se ofrecen a los sanos para mantenerlos sanos y a los enfermos para sanarlos. Cuando se las usa en conexión con los tratamientos hidroterápicos, son más efectivas en la restauración de la salud que todas las demás drogas y medicamentos del mundo. (pag. 166)
 
Nuestros sanatorios son uno de los medios de mayor éxito para alcanzar a toda clase de gente. Cristo ya no está personalmente en este mundo para ir a las ciudades y a los pueblos y aldeas a fin de sanar a los enfermos. Nos ha encargado que llevemos a cabo la obra misionera médica que él comenzó, y debemos hacer lo mejor posible en el cumplimiento de esta obra. Es necesario establecer instituciones para el cuidado de los enfermos, donde hombres y mujeres puedan ser colocados bajo la atención de médicos misioneros temerosos de Dios y ser tratados sin drogas. A estas instituciones acudirán los que han acarreado enfermedad sobre sí mismos debido a hábitos impropios de comer y beber. A éstos hay que enseñarles los principios de la vida sana. Hay que enseñarles el valor de la abnegación y el dominio propio. Es necesario proveerles un régimen de alimentación sencillo, sano y agradable, y deben ser atendidos por médicos y enfermeras llenos de sabiduría. (pag 209)
 
La medicación por medio de drogas, en la forma como se la practica actualmente, es una maldición. Hay que educar a la gente para que se aleje del empleo de drogas. Hay que usarlas cada vez menos y hay que confiar cada vez más en los recursos de la higiene; entonces la naturaleza responderá a la acción de los médicos de Dios: aire puro, agua pura, ejercicio adecuado y una conciencia limpia. Los que insisten en el uso de té, café y carne sentirán la necesidad de droga pero muchos podrían recuperarse sin medicinas si obedecieran las leyes de la salud. Es necesario utilizar las drogas solo infrecuentemente. (pag. 258)
 
El médico debe saber orar. En muchos casos debe intensificar el dolor para salvar la vida; y sea el paciente cristiano o no, siente mayor seguridad si sabe que su médico teme a Dios. La oración dará a los enfermos una confianza permanente; y muchas veces, si sus casos son presentados al gran Médico con humilde confianza, esto hará más para ellos que todas las drogas que se les puedan administrar.  (pag. 321)
 
Miles de personas necesitan recibir instrucciones acerca de los métodos sencillos para tratar a los enfermos, métodos que tomen el lugar del uso de drogas tóxicas. Hay una gran necesidad de instrucción en lo que se refiere a la  reforma dietética. Los malos hábitos de alimentación y el uso de alimentos malsanos, son responsables en no pequeño grado de la intemperancia, el crimen y la desgracia que maldicen al mundo. (pag. 386-387)
 
Cristo ya no está personalmente en la tierra, para ir por nuestras ciudades y aldeas con el fin de sanar a los enfermos; pero nos ha encomendado que continuemos la obra médica misionera que él empezara. Debemos hacer todo lo que está a nuestro alcance en este sentido. Deben establecerse instituciones donde los enfermos, hombres y mujeres, puedan confiarse a los cuidados de médicos y enfermeros temerosos de Dios, y ser atendidos sin el empleo de drogas.  (pag. 390)
 
La verdadera obra médica misionera debe estar representada en cada ciudad importante. Pregunten ahora muchos: "Señor, ¿que quieres que haga?" (Hechos 9: 6). Es propósito del Señor que su método de curar sin drogas se destaque en todas las grandes ciudades por medio de nuestras instituciones médicas. Dios reviste de santa dignidad a los que, avanzando siempre más, van a todo lugar donde puedan entrar. Satanás dificultará la obra en todo lo que pueda; pero la potencia divina acompañará a todos los obreros fieles. Sigamos adelante, guiados por la mano de nuestro Padre celestial, aprovechando todas las ocasiones para extender la obra de Dios. (pag. 391)
 
Pero generalmente las personas que sufren de dolor se tornan impacientes. No están dispuestas a ser abnegadas y a sufrir un poco a causa del hambre. Tampoco están dispuestas a esperar el lento proceso que lleva a cabo la naturaleza para reconstituir las recargadas energías del organismo. Pero están decididas a obtener alivio de inmediato, de modo que ingieren drogas poderosas prescriptas por los médicos. (pag. 530)
 
Los hábitos correctos, practicados con inteligencia y perseverancia, eliminarán la causa de la enfermedad, y no habrá necesidad de recurrir a drogas fuertes. Muchos avanzan paso a paso hacia sus complacencias antinaturales, que producen un estado de cosas también antinatural.­ (pag. 620)
 
Las manifestaciones de la naturaleza son bendiciones de Dios destinadas a proporcionar salud al cuerpo, al espíritu y al alma. Son dadas al que goza de buena salud para que la conserve y al enfermo para curarlo. Asociadas a los tratamientos hidroterápicos, son más eficaces para el restablecimiento de la salud que todas las drogas del mundo.­ (pag. 833)

 
LIBRO EVANGELISMO
 
Millares de personas necesitan recibir instrucción -y la recibirán gozosamente- con respecto a los sencillos métodos para tratar a los enfermos, métodos que están sustituyendo el empleo de drogas venenosas. Existe gran necesidad de instrucción respecto a la reforma dietética. Los hábitos equivocados referentes al comer y el uso de alimentos malsanos, son responsables en gran medida de la intemperancia, el crimen y la miseria que maldicen al mundo.  (pag. 382-383)
 
El Señor me ha mostrado que debiera haber sanatorios cerca de muchas ciudades importantes. . . Hay que proveer lugares apropiados adonde llevar a los enfermos y los que sufren lejos de las ciudades, quienes no tienen ninguna información sobre nuestro pueblo y apenas saben algo de la verdad bíblica. Hay que llevar a cabo todo esfuerzo posible para enseñar a los enfermos que la enfermedad puede curarse por métodos racionales de tratamientos, sin recurrir a drogas perjudiciales. Hay que separar a los enfermos del ambiente y las asociaciones nocivos y en cambio colocarlos en nuestros sanatorios donde puedan recibir los tratamientos impartidos por enfermeras y médicos cristianos, y donde puedan conocer la Palabra de Dios. (pag. 389) 
 

LIBRO MENSAJES SELECTOS TOMO 2
 
Poco después de la organización de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, en mayo de 1863, cuando la iglesia contaba con 3.500 miembros, Elena G. de White recibió una visión en la que se llamaba la atención de los adventistas a la importancia de la buena salud y la estrecha relación existente entre el bienestar físico y la experiencia espiritual. Las instrucciones que recibió se referían a una cantidad de aspectos importantes de la vida, incluyendo el régimen alimenticio, el valor del aire fresco, el empleo del agua, la vestimenta saludable, el ejercicio, el descanso, etc. En esta revelación del 6 de junio de 1863 se destacaban las instrucciones acerca de los efectos perjudiciales de las drogas tóxicas que los médicos prescribían libremente.  (pag. 316)
 
En cada una de sus presentaciones generales acerca de la salud, la Sra. White se refirió a las drogas tóxicas y a su empleo en el tratamiento de los enfermos. Esta fase del tema que ocupó un lugar prominente en la visión original sobre la reforma pro salud ocupaba 8 de las 30 páginas de su presentación inicial en el libro Spiritual Gifts [Dones espirituales]. Además dedico un artículo completo al tema de las drogas en la serie titulada "La enfermedad y sus causas".  (pag. 317)
 
La de Elena White no era una voz solitaria en ese tiempo. Había algunos médicos a ambos lados del Atlántico que deploraban la ausencia de un sistema adecuado de diagnóstico y que cuestionaban seriamente el uso de muchas drogas tóxicas recetadas en forma corriente. Como resultado de esto se produjeron cambios graduales en el tratamiento de los enfermos en lo que concierne al empleo de drogas. Estos cambios han sido sumamente rápidos y notables en los años posteriores a la primera década del siglo XX, cuando se desarrolló la educación médica moderna en las áreas científicas y experimentales.  (pag. 317)
 
La Sra. White, particularmente en sus primeros escritos, formuló declaraciones sumamente enérgicas concernientes a los médicos de su tiempo y al empleo de drogas. A fin de evaluarlas correctamente, debemos tener algunos conocimientos acerca de la práctica médica que imperaba cuando se formularon tales declaraciones. Podemos obtener esta información al examinar la literatura médica de la época, y por medio de la lectura del libro de D. E. Robinson, Story of Our Health Message [Historia de nuestro mensaje pro salud], págs. 13-27. (pag. 317)
 
Resulta significativo que Elena White nos proporcione la seguridad de que Cristo y los ángeles están presentes en la sala de operaciones para asistir y guiar a los médicos cristianos consagrados en la realización de sus operaciones quirúrgicas. Sin embargo, antes de una intervención quirúrgica de mayor envergadura, todo el cuerpo del paciente es saturado por una droga poderosa, y en cierto sentido dañina, hasta el punto de hacerle perder la conciencia y de producir una completa insensibilidad. Asimismo después de la intervención, el cirujano puede considerar que es necesario administrar sedativos que casi con seguridad contienen drogas, a fin de proporcionar alivio e impedir que el paciente caiga en un estado de shock quirúrgico a causa del intenso dolor, y en algunos casos para impedir que muera. (pag. 318)
 
En su esfuerzo por conocer y cumplir la voluntad de Dios, actualmente hay no pocas personas que realizan averiguaciones similares a la que hizo un estudiante de medicina quien en 1893 escribió a la Sra. White acerca del empleo de las drogas. En su carta decía: "A raíz de nuestro estudio de los testimonios y de la obrita How to Live [Cómo vivir], comprendemos que el Señor se opone decididamente al empleo de drogas en nuestro trabajo médico... Varios alumnos abrigan dudas concernientes al significado del término "droga" según se lo menciona en How to Live. ¿Se refiere únicamente a medicamentos poderosos tales como el mercurio, la estricnina, el arsénico y otros venenos semejantes, o incluye también los medicamentos más sencillos tales como el potasio, el yodo, y la escila? Sabemos que nuestro éxito estará proporcionado a nuestra adhesión a los métodos de Dios. Por esta razón he formulado la pregunta anterior". (pag. 318)

 
RESPUESTA A UNA PREGUNTA ACERCA DEL USO DE DROGAS
 
SUS PREGUNTAS* , diría yo, están contestadas en buena medida, si es que no definitivamente, en How to Live. La expresión "drogas tóxicas" se refiere a los artículos que Ud. ha mencionado. Los medicamentos más sencillos son menos dañinos proporcionalmente a su sencillez; pero en muchísimos casos son empleados cuando no son necesarios. Hay hierbas y raíces sencillas que cada familia puede utilizar por su propia cuenta sin tener más necesidad de llamar a un médico de la que tendría de llamar a un abogado. No creo que pueda darle una lista de medicinas compuestas y administradas por los médicos que sean perfectamente inofensivas. Además, no sería acertado iniciar una controversia sobre este tema.

Los médicos están muy dispuestos a utilizar sus mixturas, y yo me opongo decididamente a recurrir a tales cosas. Nunca curan; puede ser que cambien la dificultad creando otra peor aún. Muchos de los que prescriben tales drogas, no las tomarían ellos mismos ni las darían a sus hijos. Si tienen un conocimiento cabal del cuerpo humano, si comprenden la delicada y admirable maquinaria humana, deben saber que estamos hechos en forma maravillosa, y que ni una sola partícula de esas poderosas 
Anonymous

Katy Tayoki Saavedra Kurimoto

10 Jun 2015 - 11:22 am

Gracias por compartir esta informacion, sere mas diligente

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